Farah, una integrante poco convencional de la comunidad

Al pasar por las oficinas de Servicios Escolares, junto a los cubículos de oficina y los sillones, es común ver a Farah pasear. Se pasea con calma y sin prisa, ya conoce cada rincón de nuestro instituto, todos sus atajos y a su gente.  «¡Se ha vuelto muy presumida! Ya no saluda», exclama Luis Alberto de Lucas, encargado de la librería de Río Hondo.  Pero Farah no siempre fue así, el ITAM no siempre fue su hogar.

Farah en la Oficina de Alejandra Sierra, subdirectora escolar. <strong>Foto ITAM.</strong>
Farah en la Oficina de Alejandra Sierra, subdirectora escolar. Foto ITAM.

Los amigos de Farah

Desde octubre del 2017 se veía a una gatita merodear por los caminos de nuestra universidad. Sin embargo, no se parecía a la Farah que conocemos el día de hoy: estaba sucia, desnutrida y despeinada. Fue hasta que conoció a uno de los trabajadores de la compañía de valet parking, Ranver, que empezó a acercarse al ITAM . El “viejito”, como le llamaban sus amigos al empleado de Ranver, le compraba croquetas a Farah y poco a poco formaron una amistad. Gracias a su cuidado, Farah empezó a recobrar su fuerza y confianza, empezando a parecerse más y más al felino que conocemos hoy.

Farah en las Oficinas de Dirección Escolar. Foto ITAM.
Farah en las Oficinas de Dirección Escolar. Foto ITAM.

En marzo del 2020, el ITAM quedó vacío a causa de la pandemia: las aulas, el estacionamiento y la biblioteca ya no recibían visitas. Las instalaciones de nuestro instituto cambiaron drásticamente, permitiendo a Farah caminar por todo nuestro campus a sus anchas. Sin embargo, nadie se hacía cargo regular de ella.

Fue durante ese periodo que Don Silverio, empleado de la empresa de limpieza Prolim, junto con Ángel, jardinero de la institución, la procuraban y la llamaban Lince.  Graciela Hernández, preocupada por la alimentación de la gatita cuando empezó la pandemia, trajo al ITAM un dispensador de comida y agua, hoy instalado en los pasillos a un lado del centro de cómputo.

Farah descansando en el sillón. Foto ITAM.
Farah descansando en el sillón. Foto ITAM.

Fue en mayo de 2020 que un lunes, Graciela vio a Farah en Plaza Roja, la llamó y Farah la siguió hasta Dirección Escolar. Desde ese momento, cada mañana Farah esperaba en las escaleras a la primera persona que entrara a Dirección Escolar. Mayra Camarillo nos cuenta que durante el 2020, cuando el ITAM seguía completamente vacío, Farah fue su fiel compañera de trabajo.

En uno de sus paseos se encontró en las oficinas de Servicios Escolares, en donde conoció a Alejandra Sierra, subdirectora escolar, quien al ver su pelaje la bautizó en honor a Farrah Fawcet, actriz estadounidense con un peinado esponjado y extravagante. Un vínculo se formó con las y los trabajadores de la Oficina de Dirección Escolar, en particular con Alejandra Sierra y Graciela Hernández Guerrero, quienes se ocuparon de llevar a Farah al veterinario para que le administraran las vacunas y chequeos necesarios para su bienestar. A la fecha, ellas se siguen haciendo cargo  de la alimentación de Farah (y sus invitados) y aceptan las contribuciones de quienes quieran aportar a su cuidado.

Una nueva integrante de nuestro Instituto

Hoy en día Farah es una integrante más de nuestra comunidad.  Y, como bien dice el profesor Ramiro Tovar, ella no solo escogió al ITAM, sino que siempre ha sido fiel a él durante todos estos años. Su compañía enriquece nuestro instituto y nuestra comunidad, compartiendo los valores de la institución. Su historia recuerda la del primer Colmillo, que en nuestro instituto encontró un hogar y se volvió parte de nuestra casa de estudios.

Cada 3 de octubre, Farah celebra su cumpleaños en el ITAM.

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